Pasajes desde su
amada Maturín
Por
*Judith González Rivero
La primera vez que vi a
Hugo Chávez no estaba consciente que estaba frente a quien tiempo después sería
El Gigante de América. Mi consuelo es que tal vez él tampoco lo sabía.
De lo que si estaba
segura es que tras esa época oscura y nihilista que marcó a Latinoamérica y
otras naciones del llamado tercer mundo, estábamos ante un hombre que encarnaba
la utopía, el hombre que le devolvía la fe y la esperanza al pueblo.
Era el año 1999, estaba
en mis inicios como reportera de prensa y él en los suyos como jefe de Estado. Desde
esa fecha y hasta el 2010 se efectuaron decenas de actividades presidenciales en
el estado Monagas, en las que realizamos coberturas periodísticas, en una
primera etapa desde medios comerciales y más adelante desde prensa oficial. De
estas, obligados por razones de síntesis, nos detendremos en tres tiempos que
consideramos claves en quien ascendió como figura universal, guiado por un
infinito amor al prójimo.
A partir de esta
honrosa experiencia periodística, retrataremos, entre anécdotas y noticias, aspectos
del Comandante Eterno que, desde nuestra mirada, evidencian su crecimiento como
líder y la profundización de una revolución humanista, con base en la doctrina
bolivariana, que ha sido inspiración para los pueblos del mundo que luchan por
su emancipación. Realizando los máximos esfuerzos memorísticos, así como de
escudriñamiento de nuestros archivos, y con las imperfecciones de toda
producción humana, recordaremos pasajes del líder infinito, donde su amada Maturín fue protagonista y epicentro
de importantes acciones, y que hoy son parte de esa historia que debemos
mantener viva.
Un hombre sencillo, con
una especial sensibilidad y gran energía, es la caracterización que resalta de
aquella primera impresión. Somos testigos, de cómo en sus primeros años de
mandato pudo permitirse una especial cercanía con los periodistas de las regiones.
Cuando se trasladaba al interior del país como parte de su gestión
gubernamental, uno de sus primeros lineamientos era el contacto con los medios
locales.
Fueron encuentros
marcados por el respeto y la cordialidad propios de su carismática
personalidad. Dinámica esta, que al pasar de los años se alteró, a partir de
que arreciera el discurso de las élites dominantes a través de los dispositivos
comunicacionales en contra del proyecto bolivariano que se profundizaba, y con
ello la guerra mediática sin cuartel que sigue arremetiendo en nuestro presente.
Al tiempo que las amenazas que corrían contra el ya líder continental le
obligaban también a redoblar sus medidas de seguridad.
La Centellita y la unión cívico-militar
Entre
1989-1990 Chávez había desempeñado funciones en la 72 Brigada
de Cazadores, donde ascendió como Teniente Coronel, desde esa época guarda una
especial añoranza por la Sultana del Guarapiche. “Yo quiero mucho a toda la
patria, pero Maturín para mí es uno de esos lugares muy especiales que guardo
siempre en mi corazón. ¡Siempre! Mientras viva llevaré a Maturín aquí en el
alma, aquí en el corazón”, así se refería sobre esta tierra del oriente del
país.
Una de sus primeras
visitas como Presidente fue en noviembre de 1999, para inaugurar el Proyecto “Siete
Pueblos, Siete Estrellas”, en la comunidad rural La Centellita, al sur de
Maturín, como parte del recién creado Plan Bolívar 2000. “Son grandes cosas para las poblaciones
rurales del país y esto se está haciendo en centenares de pequeños pueblos,
caseríos, en todo el país, es parte del Proyecto Siete Pueblos, Siete Estrellas”,
declaraba el comandante, ataviado de un traje militar que se mezclaba con la
población civil, lo que llamaba la atención, pues era algo nunca visto en los
gobiernos que le precedían.
A finales de ese año,
visita al estado Monagas en varias oportunidades. Participa en la instalación
de una mega jornada médico asistencial del mismo Plan Bolívar 2000, en la
explanada de Alto de Los Godos e interviene ante un proceso de ocupaciones de
terrenos que se gestaba en la entidad, por parte de familias carentes de
viviendas. También preside un acto de salutación en la Guarnición
Militar, en el Fuerte Paramaconi, donde anunciaría un proyecto de
autoconstrucción de viviendas.
“Sí, la unión
civil-militar está en marcha, yo lo he dicho, aunque hay sectores internos que
han clamado porque envíe a los militares a reprimir invasiones de tierras y al
final los envié, pero no a reprimirlos sino a darles la mano y ahora, hemos
iniciado un proyecto, hace una semana, de construcción de miles y miles de
viviendas con ingenieros militares, ingenieros civiles, por supuesto, del
gobierno, el Ministerio de Infraestructura”, informaba Chávez.
Estábamos ante los
inicios de lo que después fue la consolidación de la gran unión cívico militar.
Una novedad histórica en el planeta, ya estas unidades no estarían
exclusivamente dedicadas a tareas de resguardo, como tradicionalmente se hace
en el mundo, sino que por lineamientos presidenciales se incorporaban los
militares venezolanos a faenas comunitarias, asistenciales, en programas
sociales, de desarrollo nacional, en
franco acompañamiento al pueblo. Surgía la doctrina militar bolivariana.
2005: consolidación de las misiones
En junio de 2005 el Comandante
Supremo arriba a Maturín, para la inauguración del Centro Diagnóstico Integral
(CDI) Paramaconi, parroquia Los Godos y La Cruz.
Desde este populoso
sector transmite Aló Presidente n° 225 y anuncia el nacimiento de la Misión Barrio
Adentro II en todo el país, segundo nivel de atención que brinda servicio de
salud integral gratuito a todos los ciudadanos a través de los Centros de Alta
Tecnología (CAT), Centros de Diagnóstico Integral (CDI) y las Salas de
Rehabilitación Integral (SRI).
En la actualidad están
en funcionamiento 568 CDI, 585 Salas de Rehabilitación y 35 Centros de Alta
Tecnología en todo el país.
En octubre de 2005 el
Presidente vuelve a Maturín, esta vez para inaugurar las modernas instalaciones
de la Universidad Bolivariana de Venezuela, ubicada en la antigua Brigada de
Cazadores en la que había cumplido funciones. Meses previos había girado la
orden a la nueva Pdvsa para que en tiempo record se construyera la nueva
edificación. Era una de las cinco sedes de esta institución nacional que fue
creada vía decreto en 2003, para de la mano con la Misión Sucre ofrecer oportunidades
de estudios universitarios a un significativo número de bachilleres venezolanos
que en el pasado se les vio negado este derecho.
Convirtiéndose esta
misión en uno de los principales e innegables signos de una revolución social
que tiene como prioridad la educación, como vía para la emancipación y el
empoderamiento popular. El mundo puede comprobar que se trató de un programa
visionario que se sigue materializando. La Misión Sucre-UBV como punta de la
lanza de la revolución educativa, ha llegado a los rincones más apartados, exhibe
como logro, más de 500 mil profesionales egresados en diversas áreas en todo el
país que hoy tributan al desarrollo de la nación, y un gran contingente en
formación. Consideramos el 2005, como el año del fortalecimiento de las
misiones sociales, ideadas en 2003 por el presidente Chávez.
El aula más grande
Mantener a Venezuela
como el aula más grande del mundo que garantice el derecho a la educación para
todas y todos, en función de formar las y los ciudadanos que la república
necesita, fue otro de los legados del Comandante Eterno.
Como parte de
esta tarea visita a Maturín en septiembre de 2007, para la inauguración del
Liceo Salvador Allende, en la populosa parroquia Boquerón, desde donde daría el
formal inicio del nuevo año escolar para todo el país. Fecha para la cual
señalaba como un logro que el 60% de la población estaba estudiando, “de cada
100 venezolanos 60 hemos comenzado, porque yo me incluyo, el año escolar
2007-2008, que Dios nos acompañe, que dios los bendiga”, señalaba Chávez.
Durante las tres
horas que estuvo el Jefe de Estado en dicha actividad, cientos de maturineses
se agolparon en las inmediaciones de la institución educativa, ubicada en la
barriada Doña Menca, para dar la bienvenida al Presidente.
Los habitantes, quienes desde tempranas horas de la mañana se instalaron en las
afueras de este centro educativo, expresaban su efusividad cada vez que Chávez
les saludaba. Los acostumbrados vítores de 'Uh, ah, Chávez no se va” retumbaban
en los momentos en que el líder revolucionario ingresó al liceo bolivariano, a
su salida, y cuando se despedía de la parroquia desde la caravana presidencial.
Aun cuando se
dispuso de espacios en las afueras del liceo para que los seguidores se
instalaran, éstos no fueron suficientes, y los vecinos se ingeniaron para,
hasta desde los techos y árboles, observar y saludar al Jefe de Estado.
Recordamos como el presidente Chávez, momentos antes de partir del centro
educativo, en un breve contacto periodístico reiteró su especial afecto hacia
esta tierra de gracia y con profundo sentimiento declaró: “¡Yo amo a Monagas! A
Maturín yo la llevo en el corazón. El respiro y soy feliz, siento la brisa del
(río) Guarapiche, y los recuerdos que llevo aquí me cabalgan el alma. ¡Viva
Maturín, amo a Maturín!”.
Marea roja
En noviembre de 2007
vuelve Chávez a esta ciudad del oriente venezolano, esta vez para un acto
proselitista a favor de su propuesta de Reforma Constitucional, que se sometió
a referendo popular en diciembre de ese año. La misma, buscaba por la vía de la
Carta Magna acelerar los cambios hacia el modelo del socialismo bolivariano.
Al igual que
todos los actos de calle con el Presidente, el del 14 de noviembre en Maturín, estuvo
caracterizado por la desbordante presencia de seguidores, cargados de
efervescencia y alegría por tener cerca al comandante. Convocada como caravana,
terminó convirtiéndose en una marea roja de amor por su líder.
Los comicios
fueron en diciembre, siendo la primera elección nacional que perdía la
revolución invicta, lo cual fue reconocido de inmediato por el proponente de la
reforma. Veíamos a un Chávez, con valentía,
gran talante de demócrata y respetuoso de la institucionalidad, aceptando el
triunfo del No. “No pudimos… por ahora”,
manifestaba en transmisión nacional.
Se convertía
ésta en la onceaba contienda electoral que se impulsaba en Venezuela desde
1999. País en el que paradójicamente sectores externos e internos que adversan
al gobierno dicen que hay una dictadura.
Aunque a nivel
nacional resultó derrotado el Sí por un estrecho margen (1.4 por ciento), en
Monagas la lealtad hacia el amado comandante se reflejó en más del 57% de votos
a favor de la reforma. Apoyo que ha seguido reflejándose de forma inquebrantable
en los números de las posteriores consultas populares, aun después de su
partida física.
Estos pasajes en tres
tiempos pueden dar fe de esa mágica espiritualidad que desbordó el eterno
líder. Un sentimiento que continúa guiando a la masa de venezolanos que
creyeron en él. Fue el hombre del siglo XX que más practicó el mandamiento cristiano
de amor al prójimo. Coherente en su pensar, decir y hacer. Fue el mismo Chávez
humano, delante y detrás de las cámaras, que aunque se creció como el Gigante
de América, mantuvo su concepción de aquel hombre sencillo que en 1999 visitó
La Centellita preocupado por llevar bienestar y felicidad a los más humildes, a
quienes históricamente fueron olvidados.
*Periodista egresada de la Universidad del Zulia
(LUZ). Msc en Ciencias de la Educación. Docente a Dedicación Exclusiva del PFG en
Comunicación Social de la UBV Sede Monagas
judithgonzalez11@gmail.com.